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Un paradigma nuevo para las inmunodeficiencias primarias

Los tratamientos de las enfermedades causadas por las inmunodeficiencias primarias presentan una alternativa novedosa y con múltiples beneficios. ¿De qué se trata esa nueva terapia? ¿Qué ventajas tendría para los pacientes?

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Las inmunodeficiencias primarias (IDP) son un grupo de enfermedades crónicas que pueden afectar a pacientes de distintas edades. Básicamente lo que provocan es la ausencia, la escasez, alguna anomalía o el mal funcionamiento de algún componente del sistema inmunitario. Entre los trastornos que provocan las inmunodeficiencias primarias podemos encontrar la agammaglobulinemia, el síndrome de hiper-IgG, la inmunodeficiencia común variable, la hipogammaglobulinemia transitoria de la infancia y deficiencias selectivas de inmunoglobulinas, entre muchos otros.

Uno de los modos para enfrentar este tipo de enfermedades consiste en la infusión al paciente de inmunoglobulina. En la actualidad existen dos tipos de tratamientos: uno usado por largo tiempo -la terapia de inmunoglobulina intravenosa hospitalaria (IVIg)- y otro más nuevo -la terapia inmunoglobulina subcutánea domiciliaria (SCIg).

Desde hace unos años distintos sistemas de salud del mundo comenzaron a prestar atención a este nuevo paradigma médico al momento de tratar las enfermedades provocadas por las inmunodeficiencias primarias (IDP), y han optado por implementarla. Entre las principales diferencias entre ambos tratamientos puede destacarse una en particular, y es la que en definitiva pone sobre la mesa el cambio radical de paradigma que significaría esta nueva opción sanitaria. La infusión de inmunoglobulina intravenosa (IVIg) suele realizarse de manera mensual en un hospital o centro médico, mientras que la infusión de inmunoglobulina subcutánea (SCIg) puede ser autoadministrada una o más veces a la semana por el paciente en su hogar. Ambos métodos pueden utilizarse sin importar la gravedad o la duración de las enfermedades, y poseen los mismos estándares de eficacia y seguridad.

Ahora bien: ¿qué otras ventajas implicaría este cambio en el tratamiento? Algunas respuestas interesantes pueden encontrarse en el artículo escrito por A. Martin, L. Lavoie, M. Goetghebeur y R. Schellenberg en “Transfusion medicine”, la revista oficial de la Sociedad Británica de Transfusión de Sangre. Los autores aseguran que un cambio del tratamiento intravenoso hospitalario hacia uno subcutáneo domiciliario mejora significativamente la salud y la calidad de vida de los pacientes adultos.

Otra faceta en donde pueden verse los beneficios de un cambio en el tratamiento para pacientes con dolencias vinculadas a inmunodeficiencias primarias es la económica. Estudios realizados en Suecia, Alemania, el Reino Unido y Francia comprueban que la infusión de inmunoglobulina subcutánea domiciliaria (SCIg) es entre un 25% y un 75% menos costosa para el sistema sanitario que la infusión de inmunoglobulina intravenosa hospitalaria (IVIg). Esa reducción en los costos se materializan en dos ítems centrales: la disminución en el uso de insumos hospitalarios y menor disponibilidad horaria para atender a los pacientes por parte del personal médico, en especial, las enfermeras. Por último, un mayor uso en la infusión subcutánea domiciliaria implicaría mayor disponibilidad en hospitales y centros médicos para aquellos tratamientos que, como la quimioterapia, requieran infusiones intravenosas.